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viernes, 22 de julio de 2011

Ese día...es hoy

Ese día ya me levanté con una sensación rara… No me gusta levantarme y salir cuando todavía no apareció el sol, pero si de trabajo se trata, no hay que dudarlo.
Encaro desde el “lejano oeste” hacia esta gran ciudad casi sin pensarlo, ensimismada en las noticias y reflexiones que me acompañan desde la radio del auto.
Como casi todos los días, la salida del peaje de la autopista, se veía como un mar -de autos- en un día apacible, sin vientos de superficie (es decir no se movía nada!!!).
Siempre tomo por el mismo andarivel del telepeaje -el primero de la izquierda- y miren que intento cambiar… pero a último momento, me encuentro eligiendo lo mismo.
Ese día y en ese momento, me puse a pensar el porqué de mi elección y la razón fue sencilla: tengo que preocuparme solamente por los autos que pasan (o intentan pasar) por mi derecha en ese mar quieto, casi muerto.
Mientras pensaba, apretaba el embrague, y estaba atenta a mi lateral derecho, alerta!!! un auto dorado y de trompa alargada, se me acercó demasiado. Toqué bocina sutilmente para avisarle al Sr o Sra. que ahí estaba yo... Pobre –pensé- ahí donde se metió tiene que estar atento a todos sus laterales y no me vio… Giré la cabeza para ver su respuesta y nada!!!
Al minuto, otro metro para avanzar y zas!! De nuevo esa punta dorada se me atravesó en mi camino. Mi bocina no sonó tan sutil, pero igual no le importó mucho. Y ahí lo dejé pasar, con su acto de violencia, prepotencia y desdén. Pero decidí que no iba a dejar que me robara la alegría de ese día y menos, la de mis elecciones. Y qué mejor, que sacar aprendizajes de las cosas cotidianas…
Ese comportamiento me trasladó a los años en los cuales la supremacía del más fuerte era la regla de juego y entendí, que todavía flotan entre nosotros actitudes, perspectivas, acciones y juicios de la cultura neoliberal. Estos “restos del naufragio” tienen que mantenernos en alerta si no queremos sucumbir nuevamente a ciertos cantos de sirenas…
Y en esa línea pensé que todos los conflictos que transitamos en los últimos años, aunque recubiertos de relatos múltiples, referían a la confrontación de dos modelos: el que sostiene un país de pocos y el que intenta construir el país para todos.
Y mientras reflexionaba,los autos fueron avanzando en forma armoniosa, combinándose entre sí para que lo logremos todos.
Y ahí sentí que cada vez somos más lxs que estamos decididos a no convalidar y menos repetir, actitudes que menoscaben, ignoren o destruyan al/la otrx, al semejante.



Estas elecciones en la ciudad de Buenos Aires dan también una oportunidad para elegir el país que queremos: Yo sigo eligiendo el avanzar con todxs...
¿Y vos?

Pato Peirano

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