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martes, 13 de noviembre de 2012

Dos años de militancia

Cuando Néstor Kirchner murió, muchas de nosotras, mujeres que estábamos convencidas de la necesidad de participar y sostener el gobierno de Cristina y veníamos de otras militancias no partidarias, movimientos sociales, del feminismo o de aquella fragmentación producto de desilusiones repetidas, no dudamos. Había que crear un espacio. Probar, invitando a aquellas, otras muchas que se asomaban por primera vez a la militancia y articular entre esas diversas experiencias.
Era por el legado de Néstor y por una mujer extraordinaria que había sido elegida por un pueblo esperanzado después de tantos golpes a los sueños y tantas traiciones, una mujer que nos enorgullecía y al mismo tiempo nos necesitaba para continuar. Necesitaba de nuestra fuerza y nuestro protagonismo, tanto como nosotras a ella, porque el modelo de país que se está construyendo cada día debe sortear todo tipo de pruebas, de mala fe, de conspiraciones y de operaciones constantes, como siempre que se ha alterado el escenario, la relación de fuerzas y la cultura.

El camino del Frente de Mujeres K no fue fácil precisamente por ese contexto, y de alguna manera está bien así haya sido. Implica a cada paso un aprendizaje, un correrse del yo que tan inoculado está en nuestras prácticas cotidianas, para entender, comprender, experimentar que no hay felicidad si no es compartida. Que no hay sentido para la política si no trasciende lo que me pasa para atender a lo que nos pasa, esforzarnos por aprehender los complejos mecanismos del funcionamiento de un país… Desde la formación de los precios hasta cómo hacer una intervención callejera eficaz para luchar contra la violencia de género. Ejercitar un sentido crítico de los mensajes de los medios y también de lo que nuestrxs funcionarixs necesitan profundizar o corregir: no hacemos militancia hueca.

Ejercemos una responsabilidad de comunicar, de invitar a debatir, y por eso, estamos en la calle: volanteando, fiscalizando, manifestando, festejando los logros obtenidos, demandando también cuando las injusticias nos movilizan y sabiendo que lo importante es tener propuestas, y que para formular propuestas es necesario abordar los problemas en su complejidad.
No se puede gobernar, como no se puede militar constructivamente, sin ese esfuerzo de pensamiento y de acción, en el terreno, con marchas y contramarchas. Cristina lo señala constantemente, se equivocan los que hacen. Y el hacer de este espacio militante, es un hacer inspirado en convicciones muy profundas de inclusión social, de respeto y promoción de los derechos humanos, de profundización en la promoción de la equidad para quienes no están ejerciendo aún en plenitud la ciudadanía.

Estamos felices y orgullosas de nuestro trayecto y seguimos recibiendo la energía de nuevas compañeras. También hemos visto partir a algunas. Cada episodio nos fue aportando una enseñanza, sobre lógicas distintas y en pugna, cuando se trata de la militancia. Nuestra apuesta no es la más tradicional, para muchxs somos bichas raras. Nos apoyamos en el trabajo y el compromiso que se renueva en cada reunión, en cada actividad que planificamos, en lo que probamos incursionando en nuevos terrenos. Y creemos que eso hace especial a nuestra entrañable identidad militante, que no se cierra ni se fija, porque crece, partiendo de esos valores que en 2003 Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández plasmaron como políticas de Estado.

Este Frente que floreció entre las miles de flores, en los primeros días de noviembre de 2010, nos ha cambiado la vida, y nos desafía a cada momento a poner lo mejor de nosotras, el talento que tengamos, gozosamente, para entusiasmar a otras mujeres, para compartir también con los compañeros otras maneras de tratarnos, para promover la participación, para contribuir a una comunicación popular que exprese nuestro punto de vista, para inventar y colorear con más matices la vivencia extraordinaria de la militancia.

Daniela Godoy